Urgencias amorosas y formación a medida.

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Hay cientos de lugares para estudiar idiomas:

cerca de casa, donde va mi amigo, donde iba cuando era pequeño, al sitio del folleto, donde trabaja Pili, al sitio que vi el otro día al pasar,…

Los mecanismos que catapultan nuestras elecciones son, a menudo, aleatorios e instintivos. ¡Que levante la mano el que nunca se haya dejado guiar por un arrebato!

Pero esto, no siempre es así. Cuando la necesidades reales acucian, evaluamos y sopesamos nuestras decisiones como químicos en un laboratorio.

La anécdota

(toda la conversación se desarrollo en gallego, aunque aquí reproduzcamos una parte en castellano):

 El sábado por la mañana, sobre las doce y media, entra en Synergy, en el local de la calle López de Neira, un hombre de avanzada edad (en torno a los 78-79 años). Necesito clases de inglés. ¿Qué tedes?” espeta el buen hombre, mientras, evidentemente cansado, se deja caer sobre la silla. Bien. Pero inmediatamente añade: “Veño doutros sitios e eu preciso inglés para xa, non quero facer un curso nin dun mes, nin de dous nin de tres. Estudiei un pouco, ben, bastante inglés cando traballaba en Madrid, pero coido que esquecín moito e preciso rescatalo. Non quero un libro nin gramática, senón recordar palabras e falar sen parar” . 

Entra en el despacho de la persona responsable de Didáctica y, ésta,  le confecciona, guiada por él,  un taller de conversación intensivo y presencial, mientras  trata de indagar un poco más en sus necesidades reales para el aprendizaje… “Margaret vive en Londres e iste verán vou ir a visitala e non quero, mira ti, que a miña moza sexa a miña intérprete todo o día,…”. La inevitable pregunta, era… en qué idioma os comunicáis… “Ela chapurrea o español, eu chapurreo o inglés e, coa axuda dos netos, aí nos imos escribindo imeis…En setembro ela virá a Vigo, a vivir (se le ilumina la cara y le desaparece de golpe el cansancio), entón xa aprenderá paseniño a falar, ó vivir no país e pode ir a unhas clases,…”. Nuestro responsable de Didáctica le sugiere que sería muy productivo para los dos, ya que disponen de tiempo, que comiencen juntos el aprendizaje, uno del inglés, otro del español. “Pero se ela non está aquí…”. No hay problema, podemos hacer un curso a través de videoconferencia en las horas que ella fije y al mismo tiempo, darle acceso a nuestra Plataforma Online para que acceda, bajo la supervisión de un tutor, a los contenidos y materiales.

Un hombre feliz echó a caminar por  Príncipe, como si saliese de un sastre de esos a los  que el prêt-à-porter no ha matado, ufano y seguro de tener lo que quería y necesitaba.

Eso es, formación a medida, porque aunque no todos suframos las bonitas premuras de un amor internacional, cada uno de nosotros siempre necesita algo diferente y personalizado.

 

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